Poco a poco, la vida con Nachete era un poco más fácil porque ya íbamos cogiendo más experiencia a esto de tener un hijo con diversidad funcional, a pesar de no tener un diagnóstico de porqué le pasaban todas estas cosas.
Seguíamos con las infecciones respiratorias las cuales no eran muy fuertes todavía, pero que había que tener mucho cuidado y tratarle enseguida porque sino se le infectaban los mocos y le podía producir una neumonía.
Llegó la hora de pensar a que colegio debería ir nuestro nachete.
Desde el centro base nos preguntaban si queríamos escolarizar a Nacho y si era que si, donde nos gustaría más.
Yo no sabía que responder aunque dentro de mi había algo que me decía que Nacho tenía que estar en educación especial.
Nos citó la orientadora en el colegio Balconcillo que le correspondía por zona, puesto que cuando Nacho tenía que entrar al cole todavía habían zonas que eran en el distrito que vivías, no como ahora que todo es zona y da igual el colegio que solicites y en que distrito se encuentre.
Al realizar la valoración, la orientadora nos dio los resultados. El desarrollo de Nacho era como si tuviese 7 meses porque no caminaba y cognitivamente tenía mucho retraso, a pesar de tener 3 años cumplidos.
Nos dijo que había dos opciones. Dejarlo en educación ordinaria en el colegio Balconcillo o llevarlo al colegio de educación especial Virgen del Amparo.
Le respondimos que si tenía que estar en educación especial no me iba a negar, pero que Nacho necesitaba una persona solo para él y no era porque yo lo dijera, sino que era lo que el precisaba y necesitaba. La orientadora se sinceró y me dijo que no nos podían proporcionar una persona solo para él, porque correspondía un A.T.E. para cada 5 niños, en ese colegio ya habían 4 y con Nachete iban a hacer los 5 así que estaban dentro de la "RATIO"
Así que me ofrecieron Educación Especial ya que iba a estar mejor cuidado a lo que sin pensarlo aceptamos.
Nos quitaron un peso de encima porque así podíamos elegir Educación Especial que era lo que Nacho necesitaba en ese momento, puesto que valorábamos más que le enseñaran a ser autónomo que a conocer los colores y letras si cognitivamente no estaba preparado.
Así que lo dejamos todo preparado y nos citaron para ver el cole en las jornadas de puertas abiertas.
Fuimos con Nacho para que lo conocieran también a el y se asustaba por todo. Había un niño que se llamaba Miguel que era muy cariñoso y cuando vio a Nachete se puso a abrazarle con todo su cariño a lo que Nacho le respondió con llanto incesable y con sus pucheros bonitos porque era desconocido para él hasta que llegamos a la sala multisensorial
Entonces pusieron en marcha luces e imágenes y Nachete se quedó alucinado. Sabía que esa sala iba a ser la preferida de nuestro pequeño.